viernes, 23 de agosto de 2013

POR QUE LA SALSA NO EXISTE


Desde esta sede, sostenemos que la salsa no existe por qué nos parece la forma más reductiva de nombrar a un universo musical compuesto de decenas de ritmos que se fundieron en un lenguaje común. Pero ese lenguaje no está compuesto por una sola palabra.

Un tema, que ya escuchamos en otra ocasión, como “Pa’los rumberos” de Tito Puente podría llamarse “salsa” pero en realidad se trata de una “descarga timbalera”.

“Guaracha”, interpretado por Willie Colón y su orquesta, como su nombre lo indica se trata de la versión moderna de una guaracha, un género popular cubano que se remonta a épocas ancestrales y que vino a aportar su granito de arena a esta enorme colcha que ahora el mercado reduce al nombre de “salsa”.

Por otro lado, si escuchamos  “La esencia del guaguancó”, interpretado por Willie Rosario, otro tema en el cual acudimos a la literalidad, no se trataría de salsa, sino de guaguancó, otro género cubano que hereda la Isla desde el complejo conocido como rumba. El guaguancó también participó en la confección de ese lenguaje único pero heterogéneo que nos convoca en esta sede




Asimismo, Pete Rodriguez cantó temas como “I like it like that”,” y jamás pensó estar haciendo salsa. Lo que el célebre cantante hispano-neoyorquino le regaló al mundo fue un boogaloo, género del que ya nos ocupamos ampliamente en otra oportunidad y en el cual se combinan ritmos afrocaribeños, como los ya mencionados, con ritmos afronorteamericanos como el jazz, el rock o el soul.

Este género también está compuesto de son montuno, que para muchos expertos, se trata de la plataforma musical que dio la base para lo que vendría después, el sonido comercial unificado al que se llamaría Salsa.

Igualmente, a lo que muchas veces se le llama “salsa” debería llamársele, en algunas oportunidades: pachanga, como a “Los charcos” de la orquesta colombiana Fruko y sus Tesos. Este ritmo cubano, que evolucionó entre los hispanos de Nueva York también invadió Latinoamérica a partir de los años 50 y tuvo grandes intérpretes, que van desde Joe Quijano hasta Rubén Blades, pasando por Charlie Palmieri y Ray Barretto.

Luego llegaron Richie Ray y Bobby Cruz en los años 70 y tiraron una bomba en el Caribe que se esparció a toda América Latina. Pero no una bomba como las que amenazaban al mundo en plena Guerra Fría, sino una bomba, como es llamado ese género musical afro-puertorriqueño de la época de la esclavitud, el que a su vez contiene otra decena de subgéneros, y en el cual los protagonistas son los tambores pero también el baile.

Y si bien, los ritmos de Cuba y Puerto Rico hicieron el trabajo más pesado para la formación de un género que nos hablara por igual a colombianos como a mexicanos, peruanos o dominicanos, también tenemos aportes de herencias musicales inagotables como la brasileña como se puede escuchar en “La vida es bonita” de Héctor Lavoe.




Y si Colombia incorporó parte de su riqueza musical a este nuevo lenguaje, Venezuela tampoco se podía quedar atrás. Nelson González es uno de los principales responsables de la ampliación de las fronteras en este nuevo género agregándole un toque andino-caribeño que renovó la música que venía desde el norte del continente.

Tito Puente fue uno de los próceres de la música afrocaribeña de los años 60 y 70 que más rivalizó con el concepto de salsa. Para el mayor timbalero de todos los tiempos, la salsa se puede comer pero no se puede ver ni mucho menos bailar. “Es una palabra que no significa nada”, dijo en alguna oportunidad y podemos entender cómo, a sus oídos, podía sonar la confusión de decenas de géneros con un término tan estrecho. “La salsa es lo que yo como con el spaghetti”, decía.

Por eso, desde aquí, decimos una vez más: La salsa no existe.


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POR QUE LA SALSA NO EXISTE




Juan Fernando Rodríguez Escobar
Bloguero, editor, periodista y productor de radio
Blog La Salsa No Existe
Productor del programa Vientos del Sur
Colaborador Salsa Global
Colombiano
Buenos Aíres / Medellín


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