viernes, 27 de mayo de 2011

“Yo no entré a la salsa, nací en la salsa”: Maelo



Relatan las crónicas de los últimos 50 años que a través de su voz se expresaron las alegrías y tristezas del pueblo puertorriqueño y de todo el Caribe y luego sus soneos, al ritmo de la plena y la bomba, se regaron por Latinoamérica.  Los salseros recordamos  con nostalgia hace 24 años, murió el 13 de mayo de 1987 y partió a la orquesta celestial uno de los grandes de la salsa… el “Sonero Mayor”.
Ismael Rivera nació en la Calle Calma del Barrio San Mateo de Cangrejos (Santurce), Puerto Rico, el 5 de octubre de 1931 y fue el primero de cinco hijos nacidos de Don Luis Rivera Esquilín y Doña Margarita Rivera García (Doña Margot).
Contó muchas veces su madre, doña Margot, que Ismael siendo niño empezó a cantar con “Kako” (Francisco Angel Bastard) huyendo de casa para poder hacerlo durante las noches; mientras ella se amanecía llorando, porque decía ¡Dios mío! pero si este muchacho lo que tiene es 13 ó 14 años. En la escuela formaba las rumbas con latas, que abollaba hasta que dieran el sonido preciso… y en la cocina de Doña Margot, desaparecían guayas y tenedores porque Ismael se los llevaba…
De niño limpiabotas y a los 16 años albañil, aunque se las pasaba cantando y tocando en los rumbones que se formaban en la Calle Calma, que de calmada no tenía nada en y otros sectores del Santurce Cangrejero, junto a su amigo y compadre Rafael Cortijo… Muchos años después, Rafael e Ismael formarían un conjunto que se roconocería internacionalmente, y lo convertirían en el portaestandarte indiscutido de la música afrocaribeña…
En 1948 Ismael y Cortijo se unieron al Conjunto Monterrey dirigido por Monchito Muley, Maelo como conguero y Cortijo como bongocero. Pese a su interés en cantar, nunca le dieron la oportunidad… y por su trabajo de albañil, no podía dedicarse a tiempo completo a la que sería su pasión… Hasta que simplemente ocurrió… un día, mientras Cortijo tocaba en La Riviera, en La Marina sanjuanera, llegó el entonces albañil a pedirle trabajo y fue contratado por un sueldo de $32.80 semanales, por debajo de los $55.00 que ganaba tirando mezcla fina.
La relación entre Cortijo y Maelo llevaría al sonido de la Calle Calma, y luego de todo Puerto Rico, a todo el mundo e inmortalizaría sus nombres y música en la evolución de la música latina y la salsa. Ismael era un cantante entre muchos, pero capaz de improvisar líricas y ritmos. “Maelo” aprendió bomba y plena (sonidos originarios de Puerto Rico) estando muy joven… Así, su música fue una mezcla de estos estilos folkloricos y tradicionales y el estilo vocal del son cubano.
En 1952 debió dejarlo todo para formar parte del ejército de Estados Unidos, pero fue licenciado al poco tiempo, por su deficiencia en inglés. A su regreso a la Isla, Cortijo le consiguió trabajo con la Orquesta Panamericana de Lito Peña, con quien grabó y pegó los éxitos “El charlatán”, “La vieja en camisa” y “La sazón de abuela”. Con “El charlatán” se dio a conocer en todos los rincones de la Isla, y posteriormente consiguió la fama internacional.
Entre presentación y presentación, Maelo salía de El Escambrón y se iba a descargar con su amigo Rafael Cortijo en el Black Magic de Miramar. Un incidente de faldas precipitó su salida de la Orquesta Panamericana y Lito le pidió que no cantara ese día en el programa radial de la orquesta. Pero Ismael decidió no cantar con la orquesta ése ni el resto de sus días. En 1954 se integra al grupo de Rafael Cortijo, con quien grabaría 17 discos. Con Cortijo y su Combo pegó mucho éxitos, entre ellos: “El bombón de Elena”, de don Rafael Cepeda, así como “El negro bembón”, “Juan José”, “Besitos de coco”, “Palo que tú me das”, “Quítate de la vía Perico”, “Oriza”, “El chivo de la campana”, “Maquinolandera”, “El yoyo”, “María Teresa” y “Yo soy del campo”…
La relación entre Cortijo y Maelo llevaría al sonido de la Calle Calma, y luego de todo Puerto Rico, a todo el mundo e inmortalizaría sus nombres y música en la evolución de la música latina y la salsa. Con su compadre y mentor, Rafael Cortijo, revolucionaron esos ritmos con nuevos sonidos y el estilo pregonero del Sonero Mayor. Ismael era un cantante entre muchos, pero capaz de improvisar líricas y ritmos. “Maelo” aprendió bomba y plena (sonidos originarios de Puerto Rico) estando muy joven… Así, su música fue una mezcla de estos estilos folkloricos y tradicionales y el estilo vocal del son cubano.
La muerte de su compadre Rafael Cortijo lo afectó sobremanera, al extremo de perder la voz, pese a que atesoraba la esperanza de recuperarla para cantar en un magno homenaje que le preparaban sus familiares y amigos en el Coliseo Roberto Clemente, con una fanfarria de vientos y poderosos ritmos. En casa de Doña Margot, días antes del evento a las cinco y cuarto de la tarde, Maelo sufrió un infarto cardíaco y falleció luego de abrazar a su madre. Era el 13 de Mayo del 1987 y su muerte se sintió por todo el mundo de la música latina. Su música sigue viviendo en los corazones de aquellos que lo recuerdan al frente del micrófono, chasquendo los dedos, con su infaltable grito “Ecuajey” y “sacude zapato viejo”…
En el populoso funeral, miles de negros, cientos de mulatos, decenas de jibaritos depositaron flores y desprendieron lágrimas sobre el féretro del hombre que cantó con tanto cariño a su Puerto Rico del alma.
Para conservar su memoria y legado musical fue creada en su Santurce natal la Fundación Ismael Rivera, con sede en la casa donde vivió y nació el cantante boricua.

Entrevista a Maelo: “Yo no entré en la salsa, nací en la salsa”
En 1977, el periodista y musicólogo venezolano César Miguel Rondón entrevistó a Ismael durante el programa radial “Quiebre de Quintos” – Radio Nacional.
Ismael, ¿cómo entras al mundo de la salsa, en la música ?
Humildemente hablando, yo no entré en el mundo de la salsa, yo nací en el mundo de la salsa. Porque resulta que yo vengo de un pueblo que se llama Santurce, del área metropolitana de Puerto Rico, la costa norte; yo soy de la Calle Calma, y en la calle Calma el reloj, cuando yo me levantaba, era una cosa que hacía: pum qui pum, pum qui pum… y ese reloj como que se me metió en la sangre. Parece que yo traía algo y por eso puedo decirte que antes de tener uso de la razón ya yo estaba en la playa con los tambores, con un señor que se llama Rafael Cortijo, que ustedes lo conocen bien, y bueno… él es el resposable de que yo esté en este pugilato…
¿Cómo comienza esa relación tuya con Cortijo?
Bueno, estábamos juntos en la Escuela Intermedia, de Santurce. Y Cortijo, como es natural, siempre ha tocado su tambor… tu sabes, hay lo que se llama “pleneros”, que son los que hacen pura música de cueros, y Cortijo era de esos… y entonces, después de la escuela nos íbamos para la playa, que era una caminata como de cinco minutos, y ahí empezábamos a tocar…

¿Tú dices que estaban en la escuela, cuántos años tenían?
Rafael tenía quince y yo catorce… y cuando eso fué que empezamos a rumbear juntos… él fue el que empezó a crearme conciencia, tú me entiendes, me decía que yo lo que era era cantante, un vocalista especial, y yo pensaba que el hombre como que me estaba dando mucha coba, pero el seguía… y entonces me iba a buscar a la obra, porque ya yo me había hecho albañil y soy un buen albañil… y así era, yo trabajaba para mi los sábados…tu sabes, uno siempre tiene que sudar, doblar el lomo… y entonces Rafael me iba a esperar con los barriles, los tambores, y mi abuelo cuando lo veía siempre decía: “ahí está el negrito ese con los barriles otra vez, lo voy a botar a él y te voy a botar a tí también, que no te venga a buscar más…”. Pero ahí fué donde empezó todo, Rafael fue el que me sacó de la albañilería…
¿Y cómo fué eso del accidente?
Bueno, es que nosotros tocábamos en grande los fines de semana y ahí montábamos lo nuestro… y la gente nos iba a ver y les gustaba… yo no sé, decían que tocábamos distinto… yo no sé… parece que era el hambre.

Ismael, explícate eso del hambre…
Bueno, yo te dije hambre porque el grupo sonaba como con una rabia, una fuerza, loco por salir del arrabal, inconscientemente… me entiendes?… ese era el tiempo de la revolución de los negros en Puerto Rico… Roberto Clemente… Peruchín Cepeda… Romaní… entraron los negros a la universidad… Paff!!… y salió Cortijo y su Combo acompañando esa hambre, ese movimiento… Digo, no fue una cosa planeada, tu sabes, son cosas que que a veces suceden y en Puerto Rico estaba sucediendo esto… Todo fue una cosa del pueblo, del negro, era como que se nos estaba abriendo un aula, y había rabia y Clemente empezó a repartir palos y nosotros entramos ahí, tu sabes, con nuestra música… Y parece que el mismo deseo de nosotros de salir, de acabar con el arrabal, fue lo que después nos puso un poco más premeditados.

Fuente: latinjazzysalsadura

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