domingo, 23 de enero de 2011

Aleja la soledad con salsa sacra


La salsera desea presentar su propuesta musical con una orquesta en vivo, ya que hasta el momento lo ha hecho con pistas.  (El Nuevo Día / Carlos Giusti)
Por Damaris Hernández Mercado /dhernandez1@elnuevodia.com
La cantante Frances Lizette reconoce que el género de la salsa es dominado por los hombres. Son pocas las féminas que han logrado establecer una carrera longeva y de éxito como soneras.
Aún así, este hecho no la desalentó porque, según proclama, “para cantarle a Dios no hay géneros, ni barreras”.
Fue su esposo, Alfredo Rivera, quien la sedujo con la clave salsera. Durante 30 años de matrimonio, en su hogar sólo se escuchaba salsa. Tras la muerte de su compañero en el 2007 y abatida por el duelo, Frances recobró fuerzas de la mano de Dios.
Y es que desde que tuvo un encuentro con el Padre Celestial a los 22 años, su vida tomó otro giro. Frances descubrió su propósito de vida en el ministerio musical.
Durante ocho años fue miembro de la Orquesta Alianza de Puerto Rico de salsa cristiana. Allí, gozó de predicar un mensaje de sanación espiritual a través de la clave salsera. Tras su salida de la agrupación y luego de varios años en la tranquilidad de su hogar, decidió abrirse paso como solista en el género tropical.
“Siempre supe que iba a grabar una producción discográfica. Mi Dios me lo dejo saber. La influencia de mi esposo me marcó y luego estar en la orquesta hizo que seleccionara la salsa para llevar el mensaje de Dios. Y sabía que no iba a ser fácil porque son pocas las mujeres que se destacan en la salsa y este disco es de pura salsa gorda”, aseguró la madre de cuatro hijos, quien se unió a Javier Fernández, ex director de Willie Rosario, para trabajar en el proyecto musical.
El álbum discográfico “Sola no estoy”, contiene ocho temas, cuatro grabados en salsa, una guajira y un cha cha chá. Aunque los temas no son de su autoría, la vocalista indicó que muchos son reflejo de sus vivencias.
“No importa los problemas, todos los seres humanos tenemos reservado un cantito de nuestro corazón para Dios y hasta que Él no lo ocupe nos vamos a sentir solos y vacíos. Dios puede sanar al corazón más deprimido. Qué mejor que escuchar ese mensaje a través de música alegre y bailable como la salsa”, concluyó.

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