miércoles, 19 de enero de 2011

El latin jazz y lo cubano

Hablar sobre jazz moderno, sin valorar la riqueza que han aportado los músicos cubanos (y caribeños) a este género musical, es casi imposible. Nadie pone en duda la importancia de Nueva Orleans como su cuna y más tarde las grandes ciudades del norte: Chicago y Nueva York para su desarollo. Pero por supuesto hay que añadir la fuerte influencia que viene desde La Habana a partir de los años treinta y enriquece la música de las orquestas de Swing como toda la música bailable en Norteamerica y Europa. De hecho son géneros musicales cubanos: El Mambo, el Danzón, el Son, la Rumba, el ChaChaCha y como último: la Timba.

Con el movimiento del Bebop, a comienzos de los años 40, se establece un fuerte vinculo entre músicos como Dizzy Gillespie, Charlie Parker, Chano Pozo, Machito y Mario Bauzá. Y como Dizzy y Bird (Charlie Parker) son los músicos más importantes de la vanguardia, los que marcan el rumbo del jazz a partir de esos años: el elemento cubano empieza a formar una parte importante en el futuro del jazz moderno. Los componentes nuevos que aportan los músicos cubanos son: el tratamiento de los metales en los grandes orquestas que vienen de La Habana, (que no son bigbands del jazz, su música es en general completamente compuesta y arreglada). Como son orquestas de baile aportan con todos los nuevos bailes cubanos (que enseguida se extienden en el mundo entero) nuevos ritmos a las orquestas de entonces, sobre todo a las agrupaciones de jazz. Mano a mano con los nuevos ritmos vienen los instrumentos de percusión afrocubanos que amplian las posibilidades rítmicas como sonoras. A lado de la batería, que es un instrumento puro norteamericano, encontramos de repente congas, bongos, batas, maracas, güiros, chekeres, etc, en breve: los instrumentos cubanos de la más pura herencia africana, instrumentos que hasta hoy día en el oeste de Africa se usan sin la más mínima diferéncia a los de Cuba. Eso sí: los instrumentos modernos usados en las orquestas no son artesanales, están fabricados a un alto nivel tecnológico. Donde más se experimenta con los ritmos nuevos es en las pequeñas bandas y combos de esos músicos que buscan nuevos horizontes, en el bebop. Y músicos como Max Roach y Art Blakey aprenden de sus colegas cubanos a tocar esos nuevos ritmos con sus instrumentos hasta que no necesariamente hay que aplicar bongos o congas y ningún percusionista cubano a una banda para tocar jazz afrocubano. Hoy día son sobre todo los cubanos Ignacio Berroa, Julio Barreto, Dafnis Prieto y Horacio "El Negro" Hernandez quienes dominan el arte de dejar sonar la batería a un arsenal completo de instrumentos cubanos de percussión.

Juan Tizol, músico (trombone) y arreglista en la orchesta del Duke Ellington, que viene de Puerto Rico como Tito Puente, o Sonny Rollins, procedente de la isla St.Tomas (Islas Virgenes) son otros artistas importantes de este nuevo movimiento en el jazz. Los primeros términos jazzisticos como afro-cuban jazz o cubop son poco a poco sustituidos por "Latin Jazz" que es finalmente la palabra mas adequada, porque vienen otras aportaciónes latinamericanas que integran ritmos nuevos. El más importante de ellos es sin duda el Jazz Samba o Bossa Nova, que nace en Brasil a finales de los años 50. A partir de los años 70 estamos delante de ún fenómeno contrario: el jazzrock norteamericano de Chick Corea, Herbie Hancock y sobre todo de Weather Report, que ha influenciado por su lado enormenente al jazz cubano.

Si en "Caravan" de Duke Ellington/JuanTizol - grabado en 1936 - aparece por primera vez en el jazz esta atmósfera africana, podemos 40 años más tarde (en 1975) contemplar una de las obras más impactantes de esa nueva música: en el disco "Afro-Cuban Jazz Moods" de Dizzy Gillespie y Machito, con Chico O'Farrill como arreglista y conductor. Estos dos ejemplos son sumamente importantes, porque demuestran que es el "sound", el sonido, más la estructura músical, más los ritmos afrocaribeños que hacen el jazz afrocubano, que no sólo consiste en añadir la tumba (congas) u otros instrumentos de percusión a un grupo de jazz habitual. El jazz afrocubano es la mezcla, la fusión de todos los elementos cubanos y americanos. Por eso es tán importante para el entender este último disco, con sus aportaciones del "soul", de los instrumentos nuevos electrónicos, pero todo eso en la larga tradición cubana de arreglos completos de la música. Los quejidos de las trompetas son puro blues, jazz americano, los ritmos, los arreglos son cubano-americanos. Las formaciones del jazz cubano en Estados Unidos, como la orquesta de Machito, la de Mongo Santamaría o los grupos de Tito Puente, sobreviven las décadas económicamente más complicadas y duras para los bigbands por su capacidád de producir música tanto bailable como popular: "latin-music". (Un ejemplo: la composición de Herbie Hancock "Watermelon Man" estaba en los "pop charts" americanos en la versión de Mongo Santamaría.)
La información más profunda sobre el téma la encuentramos en los libros de Leonardo Acosta: "Cubano Be Cubano Bop", The Smithsonian Institute Press, Washington D.C. 2003; "Descarga Cubana 1930-1950" y "Descarga número dos: el jazz en Cuba 1950-2000", Ediciones Union, La Habana.

Un fenómeno especial en Cuba es la calidád y la excelente formación de los músicos, en cuanto a sus habilidades técnicos como a sus conocimientos de la música tradicional afrocubana, profana, como religiosa. Quién conoce la precisión de las bigbands norteamericanas le cuésta escuchar y creer lo que demuestran por ejemplo los metales de Irakere: todavía un toque más, una exactitúd y precisión en los partidas más complicadas y arriesgadas de los arreglos, que a veces provoca vertigo. Y eso es pura tradición cubana, desde los mambos de la orquesta de Perez Prado. César López, Basilio Márquez, José Luis Cortéz (El Tosco), Germán Velasco, Roman Feliu, Julio Padrón, Alexander Brown y Maraca (Orlando Valle), entre otros, son todos permanentes colaboradores de Irakere o "Ex-Irakeres" como Paquito D´Rivera, Arturo Sandoval y Gonzalo Rubalcaba.

Por su parte muchos de los jóvenes músicos del jazz cubano, varios de ellos ganadores del importante premio cubano JoJazz, buscan en general sus propios caminos: más en la dirección de Eric Dolphy, John Coltrane, Albert Ayler y Ken Vandermark. Un claro contraste al jazz ligero que promovían unos músicos y discográficas cubanos en los principios de los años 2000.

Hay que añadir que no es tarea fácil encontrar el jazz de los músicos cubanos que se promueva en su país. El mejor momento para encontrar alguna de estas rarezas es mientras se celebra en diciembre el festival Jazz Plaza con su público internacional o en la Féria Internacional Cubadisco (mayo). Por otro lado, internet es un buén camino para encontrar, comprar o descargar discos enteros . (Artistdirect, Towerrecords, Amazon, eMusic, iTunes Music Store, Soulseek, etc.). Mucho más cómodo encontraremos las grabaciones de los músicos cubanos que trabajan o viven en Norteamerica o Europa. Y las tiendas de discos un poco especializadas encuentran -según nuestras experiencias- muchas producciones cubanas a muy buenos precios via Holanda o Japón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario